"A favor de esta [Constitucion] se
ha declarado la opinion del pueblo y de los escritores. Anoche, cuando desde el
balcon gritaban los governadores Viva da Constitucion, respondia el inmenso
gentio congregado en la plaza del Rocío La Española. (…) Entre los liberales se
nota una gran escision: unos quieren la Constitucion española, otros la
desechan; entre estes deben contarse los membros del gobierno. Los unos, si
preveen como futuramente posible la union de toda la Peninsula en una masa
compacta y homogenea, estan lejos de temer este acontecimiento, porque se han
despojado de necias preocupaciones y de ridículos odios; los otros, apreciando
sobre todo la convervacion del nombre portugués y la independencia del estado,
imaginan que la adopcion de nuestro código politico hecharia por tierra la
barrera moral que separa a las dos naciones acarreando com el tiempo su
conseguiente inevitable fusión”.
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