sábado, 23 de julho de 2011
trilogia de Barcelona, livro um
Luego llamaron a misa y yo corrí a vestirme de monaguillo. Cuando todavía quedaban unos minutos, subí corriendo las escaleras del campanario y me asomé a ver Barcelona. Las calles, los coches, los tejados y hasta los barcos del puerto estaban sepultados bajo la nieve. Y de repente no sé que sentí, pero me pareció que aquello era hermoso y que todo era posible y que la vida me tenía reservadas grandes cosas… Me sentí feliz, sencillamente. No podía dejar de mirar, y ni notaba el frío ni prestaba atención a nada más. La misa se estaba retrasando por mi culpa, pero yo ni siquiera me daba cuenta. El hermano Tomás subió resollando en mi busca. Me agarró muy enfadado de un brazo y con la otra mano hizo el gesto de abofetearme. Pero entonces también el miró la ciudad y se quedó parado, y fue como si la nieve nos hubiera transportado a los dos a un mundo mejor. Ése fue para mí un momento de felicidad absoluta: yo allí, vestido de monaguillo, y el hermano Tomás a mi lado, echando por la boca nubes de vapor, los dos mirando en silencio aquella Barcelona tan blanca e tan hermosa…
Ignacio Martínez de Pisón, “El dia de mañana”, Seix Barral.
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